www.nosolomerida.es | Opinión | Víctor Rodríguez | Hace años, y en la infancia, la pelea estaba asegurada si alguien mojaba la oreja del adversario. También se producía ante la clara intención de hacerlo, de mojarle la oreja. El provocador se untaba un dedo de la mano con su saliva y tocaba con él, o lo intentaba, la oreja del adversario. Pero a veces el reto a pelear con alguien era obra de terceros. Eran expertos en provocarlas, bien porque conocían cierta animadversión entre los previsibles adversarios, bien porque sabían cómo provocar enfrentamiento entre ellos sobre la base de infundios, calumnias, etc. A veces no caían en la trampa de terceros y la pelea no llegaba a término; otras veces, se daban cuenta del “engaño” una vez que se habían peleado.
Este dicho popular, “mojar la oreja, ha sido utilizado por el presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy, durante el
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