Abandono, violencia y nueva educación

Opinión - José Luís Arellano Herrera

www.nosolomerida.es | Opinión | José Luís Arellano Herrera | Empezamos este año y dentro de unos días un nuevo curso escolar y todavía no sabemos si va a ser para mejorar las estructuras del sistema educativo, si el mismo va a mejorar lo que tenemos, o si por el contrario vamos a terminar “con los pies fríos y la cabeza caliente”, como casi siempre; porque yo desde que me conozco, ya se han variado los sistemas educativos un montón de veces y al parecer aún no tenemos muy claro, cual es el camino para desembocar en un sistema en el que por lo menos impere el respeto y la buena educación entre alumnos y profesores; para que al final todo se refleje en la calle; que es lo que se pretende.

Y no se trata de que nuestros muchachos pasen del 0 al 100 de un año para otro, pero lo que si debe preocuparnos y mucho, es que nuestros niños, empiecen a entender lo que nosotros consideramos muy importante, que es lo que significa “Educación para la Ciudadanía” simplemente para que dejen de desertar de las escuelas, que en eso tengo entendido que somos los primeros de Europa.

Y esto es muy triste. Somos el quinto país entre los treinta, que conforman la (OCDE) Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en abandonos escolares, con más de un 30% de estudiantes que dejan de estudiar, antes de conseguir el Bachillerato o la Formación Profesional.

Lo que nos viene a demostrar, es que si estos datos se dan, es como consecuencia de lo mal reglamentada que está la educación secundaria. Estamos entre los peores países del mundo en compañía de México, Turquía, Portugal y Polonia. No es normal que viviendo en la Europa comunitaria, solo dispongan de un certificado de Bachillerato, un 61% de los jóvenes entre los 25 y los 34 años, muy lejos del 77% de la media de la OCDE.

Que pasa cuando estos parámetros se dan en una sociedad como la nuestra; pues que si la educación va mal, la sociedad también y viceversa. La cohesión social, es la consecuencia de una buena educación y la escuela, es la gran federación de conciencias y de inteligencias. No nos queda otro camino. Dejando a un lado los aspectos relativos al interés o no del progreso en la intelectualidad, es muy interesante que nos centremos en otro importante objetivo de nuestra Constitución; es decir la educación para la convivencia entre alumnos y profesores que este año se debería impartir con la nueva asignatura de Educación cívica.

Hace ya muchos años que esta asignatura está implantada en la Unión Europea con resultados altamente satisfactorios y salvo contradictorios interesados, fuera o dentro de la jerarquía eclesiástica -que también los hay-, pensamos que la implantación de esta materia, es un acierto de un calado político fuera de toda duda, tan necesario, que se podrán discutir los contenidos de la misma, pero desde luego no su necesidad; porque si continuamos sin ella, no sabemos a donde podríamos llegar con nuestra juventud.

En esta sociedad nuestra, siempre hemos defendido los principios morales -como bandera-, y hasta en tiempos del Franquismo, aunque a decir verdad, solo porque el título queda muy bien, es bonito; pero defenderlos y utilizarlos, lo que se dice defenderlos y utilizarlos poniéndolos en práctica, más bien poco o nada. Pero la ética (que es un idioma que bien pocos conocen), en una sociedad civil, con educación pública y laica y en un Estado de Derecho como el nuestro, es lo menos a lo que podemos aspirar; aunque poniéndolo en práctica como cosa natural.

Así es que, es motivo de satisfacción para todos, el hecho de que los centros escolares, vayan a tomar por fin la iniciativa de enseñar los valores que dan consistencia a la personas, en sociedades democráticas como la nuestra; porque lo que bien se aprende, muy mal se olvida. Debemos construir ciudadanos libres y no solamente devoradores de servicios y derechos.

No podemos continuar soportando la conflictividad escolar que se está produciendo casi a diario en nuestras aulas, ni la violencia, ni los malos modos, el acoso, o las amenazas de los alumnos para con los profesores. Hay que terminar con las “medias tintas” de una vez por todas y no podemos seguir consintiendo este tipo de actitudes, porque siempre van a dar lugar a cosas peores.

Por una simple cuestión de principios o de ideología; pienso que todos o casi todos los partidos políticos deberían posicionarse en este tema, por la “Tolerancia Cero” y “sanciones inmediatas” para las conductas contra la convivencia en los Centros educativos, y no soy yo de los que piensan, “que las letras con sangre entran”, pero desde luego un mínimo de disciplina no debe faltar.

Tampoco hay que entender que nuestros niños estén semisalvajes, y haya que llevarlos a la doma más dura, en absoluto; pero una cosa si debe quedar muy clara y es que los profesores, deben sentirse arropados, primero por los padres, después por la propia administración y finalmente por sus alumnos, y no pueden considerarse abandonados y sin los apoyos necesarios para ejercer su profesión con seguridad.

Otra cosa muy distinta es equivocar a los ciudadanos, exagerando la situación y sacando de quicio las conductas, creando alarma social, que ese es otro tema.

Los conflictos son inevitables en las relaciones humanas y lo que si hay que hacer, es evitar que aparezca la violencia.

No obstante son los padres en principio, los que estamos obligados a educar a nuestros hijos en casa, no permitiéndoles ciertos tipos de actitudes, que en nada benefician el fin último, que es la educación.

Tengamos confianza y esperemos buenos resultados, entre esta nueva asignatura y la nueva ley en contra del “botellón”, que ya está bien de que se hayan invertido los términos en lo que se refiere a los horarios de recogida de los jóvenes, los consumos etílicos y el desmadre mal entendido.

 

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