La Universidad Privada, ya…

Opinión - José Luís Arellano Herrera

www.nosolomerida.es | Opinión | José Luís Arellano Herrera | He leído en un periódico regional que nuestro Centro Universitario de Mérida (CUM) ha matriculado solo a 640 alumnos en total, es decir 30 alumnos menos con respecto a los del curso pasado. Y lo que más me preocupa entre otras cosas, es que su director Don Juan Carlos Peguero, considere que no es muy significativo porque se debe según él, a la coyuntura económica que padecemos en comparación con otras universidades.

Según su criterio los 182 alumnos de nuevo ingreso se han repartido entre los  cinco grados formativos y en el título doble de Telemática e Informática, con ocho matriculados  está muy conforme y además concreta que en él grado de Enfermería se han completado las 55 plazas disponibles; en Diseño industrial y desarrollo de productos, se han matriculado alrededor de 50 alumnos para un cupo total de 60 estudiantes; en Telemática, 17 alumnos; en Informática y Tecnologías de la Información, 30  estudiantes  más; y en Geomática, nueve de las diez plazas disponibles. ¡O sea que fenómeno, según él!.

Pero recuerdo que a principios del siglo XXI (año 2002) también leí en otro periódico regional, que ya por fin la UNIVERSIDAD  EUROPEA DE MADRID ultimaba por aquellos días el proyecto que iban a presentar en unos meses a la Junta de Extremadura, al objeto de solicitarle  autorización  para abrir una sede en Mérida.

Al parecer y según aquella institución permanecieron a la espera de que se aprobara la nueva Ley Universitaria con el fin de ajustarse a la nueva legislación, cosa que por otro lado nos pareció prudente, ya que tampoco se trataba de llegar a una ciudad,  por  la  puerta  falsa o no ajustándose a derecho.

Por otro lado leí, que empresarios de la ciudad y miembros del Club Rotario de la época, asociaciones de vecinos, culturales y de todo tipo, habían comenzado a estudiar la posibilidad de crear una Fundación de apoyo a la instalación de una Universidad Privada en Mérida, por considerar que su apertura sólo generaría beneficios  en la ciudad y en la Región.

Sabemos que la noticia y el advenimiento de la Universidad Europea de Madrid (Privada) para Mérida, no iba a gozar de todas las bendiciones que desearíamos como emeritenses y sinceramente no lo entenderíamos; pero también hay mucha gente sin bautizar,  que  podrían  llegar a ser santos.

El pueblo y las fuerzas progresistas siempre han luchado por la Universidad Pública, lo entiendo y lo comparto; pero lo que no entiendo ni comparto es que continuemos dándonos porrazos contra la pared mientras Badajoz y Cáceres se siguen nutriendo de Escuelas y Facultades regaladas por la Administración, cuando a Mérida solo se le está dando la sal y el vinagre para taparnos las llagas de la boca; eso es lo que no podemos llegar a entender  los emeritenses y me gustaría que alguien nos lo aclarara después de haber matriculado este año 30 alumnos menos en la pública, que el anterior.

Los que me conocen y me conocen todos en Mérida, saben de mis inclinaciones por la defensa de los intereses públicos y progresistas; pero, sin demagogia de ningún tipo, yo no necesito escalar puestos en la política para vivir, ni debo callar por mantener  la  clásica disciplina de partido; yo soy un ciudadano de pensamiento libre que lucha y que  se preocupa  por mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos.

Existen muchos tipos de progresismo y eso es lo primero que habría que preguntarse, ¿A qué espécimen pertenecemos y que premisas defender para no caer en la utopía, en la demagogia y en el sometimiento a las jerarquías políticas?; y yo, especialmente  yo,  es ese un concepto que tengo clarísimo. No sé los demás.

Cuando el Estado primero en 1.975 y la Junta de Extremadura después con las competencias, estimaron repartir la Universidad entre las dos Capitales de provincia; ni unos por ser conservadores; ni otros por ser progresistas, se acordaron de Mérida para nada y Mérida necesitaba y necesita la Universidad para crecer, para mejorar su “status” de vida, para ser más ciudad por ser la Capital de Extremadura, y para tener más “caché”, y eso sólo lo podemos defender los emeritenses, los que estamos aquí, los que vivimos aquí, los que hemos tenido que enviar a nuestros hijos a estudiar fuera, haciendo un esfuerzo económico impresionante y ya no queremos seguir en esa línea, porque reclamamos un derecho. Con el mismo dinero que mantengo a mi hijo fuera de Mérida  en la Universidad  Pública, puedo tenerlo cerca de mí en la Privada.

Defender la Universidad Pública como lo hicieron hace unos años, una Plataforma de emeritenses (entre ellos el COLECTIVO LVSITANIA), es lo mínimo que podíamos exigirnos todos, y algo se consiguió; pero se lucha cuando existen posibilidades de conseguirla, cuando existen Escuelas y Facultades que repartir; pero cuando ya no hay nada, cuando la propia Administración  nos ha dicho claramente, que ya no queda nada para Mérida, cuando esa idea es irrealizable; seguir luchando por esa Universidad, es pura demagogia de los políticos. Es luchar para perder y Mérida no puede  entrar en esa guerra.

Y que nadie me venga a decir, como ya he tenido que escuchar en más de una ocasión, que la defensa de la Universidad Privada, se hace por puro mercantilismo, (cuando ese no debería ser el concepto de lucha, sino la cultura), porque no es verdad, aunque  implícitamente  el concepto  económico  vaya  parejo.

Apostar hoy por hoy, por una Facultad de BELLAS ARTES en la Universidad Privada en Mérida, es prioritario para no perder el tren de la cultura, ello generaría multitud de actividades culturales de todo tipo en nuestra ciudad por ser Patrimonio Arqueológico y un aluvión de millones en inversión también, no en balde la misma se nutriría de jóvenes con economías altas y jóvenes emeritenses con economías  menos altas que posibilitarían empleo en pequeñas o medianas industrias de servicios  montadas  a la sombra de la Universidad.

Ni en Badajoz, ni en Cáceres, se han visto en la necesidad de luchar por una Universidad  Privada, porque les llegó como un “maná” la Pública,  pero ya veremos si a  pesar de ello, no siguen nuestra senda.

Demos tiempo al tiempo; de hecho, ya consiguieron hace tiempo la cesión de un centro de la Universidad  a Distancia (UNED) en Badajoz y la respaldan todos, los de la derecha, los del centro y los de la izquierda; todos juntos, todos a una como en Fuente-Ovejuna  y  porque  lo  consideran  un  derecho. Ese es el camino.

Sería interesante y bueno, que aprendiéramos por una sola vez a trabajar juntos, unidos como una piña, en defensa de lo nuestro, de los intereses comunes y arrimáramos “el ascua a nuestra sardina”, en lugar de discutir si esto es “progre” o no lo es. ¡Vamos a luchar por cambiar nuestra sociedad!, para mejorar nuestras formas de vida. ¡Vamos a ser solidarios con todos!, pero no olvidemos lo nuestro y dejemos la demagogia,  las utopías  para  quien  las  necesite y el conformismo, porque con él no llegamos  a  ningún  sitio y con los 640 estudiantes  de este año tampoco.

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