Los extremeños somos tercera

Opinión - José Luís Arellano Herrera

www.nosolomerida.es | Opinión | José Luís Arellano Herrera | Y no solamente en el fútbol. Extremadura se mostró siempre como una tierra de humildes labriegos -porque la industria no se conocía-, y que para sobrevivir necesitaban estar subvencionados, bien por los señoritos de turno, que sin pagar los servicios recibidos, todavía pensaban que se lo tenían que agradecer o simplemente vivir de la caridad europea a base de subvenciones, o en el peor de los casos utilizar la emigración como último recurso y eso lo hemos conocido hasta hace bien poco con la diáspora de los 60, situación que ahora se vuelve a repetir.

“Los santos inocentes” o la película de Buñuel sobre “Las Hurdes”, nos dan un fiel reflejo de lo que Extremadura había sido en el contexto nacional. No había, ni ha habido otra región más castigada, ni más deprimida que la nuestra.

La autonomía con la llegada de la democracia supuso para Extremadura el que al menos se la empezara a respetar, seguramente porque tenía un Presidente socialista con coraje que se hacía oír en el ámbito nacional y es en esos momentos cuando Extremadura empieza a recibir fondos europeos para su subsistencia.

A partir de los años 90, Extremadura empezó a ser considerada como otra más en el contexto nacional y a contar con infraestructuras que en otros lugares ya disfrutaban hacía tiempo, como las autovías de Madrid-Lisboa, o la autovía de la Vía de la Plata y los primeros atisbos del ferrocarril de alta velocidad (AVE). Evidentemente estas instalaciones empezaron a ser realidad con los gobiernos socialistas de Felipe González Márquez y José Luis Rodríguez Zapatero a pesar de sus errores.

Del tejido empresarial poco podemos decir, ya que no existía y el sustento económico venía solo y únicamente de las exportaciones de productos agrícolas y es en esa fecha cuando se inicia con mucha prudencia la transformación en el sector agroindustrial.

Si industria no teníamos. ¿En que podíamos basar nuestra apuesta para conseguir un mundo más favorable?, pues en lo único que teníamos y tenemos, en el número de horas que Extremadura está bañada por el sol, que hoy por hoy es la región de España que más horas lo disfruta, así como por el agua dulce, ya que también somos la región europea que más la disfruta.

Así se inicia la apuesta por las energías renovables, la termosolar, la fotovoltaica, la eólica, la biomasa, las hidroeléctricas, etc., etc. y así conseguimos convertir a Extremadura en la primera región autonómica en exportar nuestra energía al resto del país y vivir de ellas.

Aquel cambio estratégico, dio la posibilidad de aumentar nuestra presencia como región, creando y montando instalaciones de diferentes centros tecnológicos estatales como los Centros de Tecnologías Avanzadas, etc., o centros regionales como el Centro de Cirugía de Mínima Invasión “JESÚS USÓN” en Cáceres, el Instituto Tecnológico de Rocas Ornamentales y Materiales de Construcción (INTROMAC) también en Cáceres, el Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal en Mérida, etc...

Para no alargarnos más en el tema, no podemos dejar de reconocer que entre la llegada de la crisis mundial y los gobiernos del Partido Popular tanto en Extremadura como en España, han supuesto un retroceso que no tiene parangón en la historia de nuestra tierra.

La falta de subvenciones en las energías renovables con muchísimos proyectos pendientes en termosolares, eólicos y biomasa, la transformación del tren AVE en un tren convencional más rápido, mientras en las demás autonomías se impulsa descaradamente, el destrozo de pequeñas y medianas empresas a diario, que en menos de dos años han perdido un 33% de sus beneficios y la negativa a la DIA, del único proyecto que podría haber solucionado en gran parte nuestra precariedad industrial, como era la REFINERÍA DE BALBOA, S. A., mientras en las Palmas de Gran Canaria, se autorizan por parte del gobierno de España las prospecciones para encontrar petróleo; así nos va y ya veremos cómo terminamos.

Aunque a decir verdad, la culpa de nuestras desgracias nunca vienen solas, las acumulan los que tienen la obligación de gobernar, son los que deben poner los medios para mejorar la situación económica y social tal y como prometieron en las elecciones, pero si no cumplen la sensación que sacamos, es que Extremadura no es de los extremeños, es simplemente de los que gobiernan en la Junta de Extremadura; los unos y los otros y cuando digo los otros, estoy diciendo los acompañantes, es decir sus adláteres que son de verdad los que más daño están haciendo a la ciudadanía extremeña. Ciudadanía que algún día se lo demandará.



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