Convento de Santa Olalla de Las Freylas de Santiago

Opinión - José Luís Arellano Herrera

www.nosolomerida.es | Opinión | José Luís Arellano Herrera | Hace 14 años (2004), un grupo de amigos del Colectivo LVSITANIA entre los que me encuentro, nos propusimos con el apoyo del Consorcio de la Ciudad Monumental y su Director Científico Don Pedro Mateos, mantener conversaciones con los propietarios actuales para que el convento de “Santa Olalla de Las Freylas de Santiago”, pasara a ser propiedad municipal antes del año 2010, ya que había sido propiedad  privada desde la desamortización de Mendizábal en 1836, cosa que conseguimos tras largas conversaciones con los propietarios de  la  época  Don Serafín Molina (q.e.p.d.)  y Don Francisco Moreno.

Este convento fue trasladado a Mérida en 1530 desde Santiago de Robledo (cerca de Motánchez) y se  construyó adosándolo al muro de los pies de la Iglesia de Santa Eulalia, tapiando la Puerta de los Perdones y comunicándolo a través del coro alto, facilitando con ello, que las monjas asistieran a los oficios religiosos sin tener que salir del mismo.

Y he sacado a colación este tema, porque yo creo que merece la pena volver con el intento de su puesta en marcha, ya que reportaría a la ciudad emeritense, muchos beneficios  turísticos, económicos, políticos  y hasta sociales, solo haría falta un poco de ilusión y buscar inversionistas con un poco de imaginación,  aunque parece ser que los hay.

Recuerdo que socialistas y populares pugnaron por conseguirlo; y hasta pienso que sería un éxito político para quien lo pusiera en marcha, por eso creemos que ha llegado el momento de recuperar para la ciudad un monumento del siglo XV, que de no hacerlo pronto lo veremos en el suelo totalmente derruido, pues la situación en la que  se  encuentra  no  da  para  más  y ese no fue el sentir de su recuperación.

La idea básica era la de construir un Centro de peregrinación, hospedería con 50 habitaciones, local para la Asociación de la Mártir, museo, tienda de “souvenirs”, centro de estudios Eulalienses, etc., pues las dimensiones que tiene el edificio con 2.500 metros cuadrados son más que suficientes para todo y en particular, porque a esta ciudad le están haciendo falta muchas cosas, unas más importantes que otras, pero todas necesarias, si queremos darle realce y un sentido capitalino a nuestra querida  Avgvsta  Emérita.

Ahora tengo entendido que el Ayuntamiento propietario del mismo, está muy interesado en darle vida a un edificio que por emblemático no deja de ser extremadamente necesario para mejorar y embellecer la ciudad y sinceramente pienso que si existe la opción de recuperar los fondos europeos del programa operativo FEDER enmarcados en los 12,5 millones de euros de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) para Mérida, con la finalidad de reforzar y consolidar  el inmueble, sería de lo más interesante.

No obstante y aprovechando la oportunidad de darle al edificio un carácter institucional posibilitando la rehabilitación por el CSIC para una nueva sede del INSTITUTO DE ARQUEOLOGÍA DE MÉRIDA, quiero recordar que el ex-alcalde socialista Ángel Calle Grágera programó, aparte del uso cultural y de estudios eulalienses, un uso turístico como hospedería convocando un concurso de ideas para la rehabilitación del convento y que ganó el arquitecto Adolfo Pérez López,   contemplando su conversión en una hospedería con 51 habitaciones, además de incluir  un centro de estudios  eulalienses y una nueva plaza pública.

Es decir, que aunque nuestro convento de Las Freylas de Santiago se convirtiera en el Instituto de Arqueología de Mérida al mando de D. Pedro Mateos (que lo tiene más que merecido, porque fue idea suya la de inculcarnos al Colectivo Lvsitania, la recuperación del convento), no sería incompatible como decíamos al principio, con la idea básica de construir un Centro de peregrinación, hospedería con 50 habitaciones, principalmente porque sería un medio económico magnífico más que suficiente para su mantenimiento, aparte de la Asociación de la Mártir, tienda de “souvenirs”, centro de estudios Eulalienses, museo, etc., etc., y eso sin dejar de ser una de las pocas construcciones renacentistas que se conservan  en nuestra ciudad.

Las dimensiones del Convento son más que suficientes para dar un cobijo tan amplio, que hasta el Instituto de Arqueología podría estar dotado con un buen  salón de actos, oficinas, laboratorios, salas de reuniones, etc., y si a esto se le une que además de ser un edificio emblemático para Mérida, atiende las necesidades propias  de la iglesia, todo el mundo ganaría.

Si además de todo ello se estima que la remodelación de las obras pueden costar alrededor de 1,5 millones de euros que corran a cargo del Estado, con la ayuda de la Junta  de Extremadura, el CSIC y la colaboración del Ayuntamiento de Mérida que es el propietario del edificio,  mejor que mejor; aquí paz y después gloria.

Al final de todo esto es que si la idea llega a cumplirse, los emeritenses vamos a poder presumir de una gran plaza, en la que podremos disfrutar de nuestra Basílica Menor, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas para Extremadura, su Instituto de Arqueología con una hospedería suficiente para los peregrinos que nos van a visitar, el museo eulaliense y hasta con una tienda de souvenirs  de nuestra Patrona… Ya veremos si por una vez, se convierten  nuestros  deseos en  realidad. ¡Ya está bien!.


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