“Esto me lleva al cementerio”

Mérida

www.nosolomerida.es | Hace un par de semanas una persona a la que la vida no se lo ha puesto nada fácil, por fin ha recibido una vivienda social. Cada capítulo de su espinosa existencia está lleno de circunstancias extremas: Maltrato de género, privación de libertad, alejamiento familiar, hambre, sin techo, okupa… una escalera demasiado difícil para cualquier ser humano “normal”.

Una vida llena de lucha para tener una historia tranquila: “Una  existencia con mis seres queridos. Un techo familiar, la compañía de sus familias, comida, electricidad, agua… lo que todos los seres anhelamos y se considera mínimos vitales” es lo único que le pido a la vida, ha manifestado.

Por fin, a finales de año, después de muchos meses de intentos, idas y venidas, solicitudes, llantos, explicaciones, ruegos… se le concedió una vivienda: “Cuando me lo dijeron sentí tal felicidad que no cabía en mí” “Es una sensación que no tiene explicación. Después de tanto tiempo sufriendo iba a poder tener una vida normal con mi familia”.  

“Casi un año de lucha para que esta familia pudiera tener un hogar. La Constitución Española garantiza a todos los súbditos una vivienda digna. Esta asociación lleva casi un año buscando una solución para esta familia y nos sentimos muy felices cuando se le solucionó el problema” ha manifestado la presidente de Mérida Solidaria, Ana Naranjo.

Hasta aquí todo es tan positivo como que una familia sin techo puede disfrutar desde hace 15 días de una vivienda. Pero el problema ha llegado cuando se han acercado a verla y a vivir en ella.

La familia está encantada con la vivienda: tres plantas, baños, cocina, salita de estar, habitaciones y una terraza “en la tercera planta” fantástica. “Una distribución que aunque me hubiera gustado que todo estuviera en una planta no me importa tener que subir a las habitaciones y otra planta para tender. La terraza es maravillosa”. Una familia que con poco más de cuatrocientos euros al mes tiene que amueblarla. Al indicar que tiene baños, queremos decir que tiene lo básico, ni un espejo ni nada de lo necesario para un uso normal. Cocina, pues es la construcción y un calentador que ya lleva 80 euros de arreglos y funciona cuando quiere.  Una vivienda sin muebles de ningún tipo que ahora mismo está amueblada con menos de lo básico, casi todo está en los suelos por falta de cualquier mueble que les ayude a guardar ropa, almacenar la comida o útiles de la cocina.

De los problemas que “la llevarán al cementerio” algunos -por no decir todos- tienen solución fácil: “El Peri, no es el mejor sitio de Mérida, pero los vecinos no me importan, son personas y cada uno tenemos nuestros problemas de puertas para adentro, pero por ser este barrio los políticos no pueden dejarnos abandonados”. Todos conocemos la cantidad de problemas que se están viviendo en ese barrio. Drogas, tiroteos, suciedad, abandono… y todo ello estando al lado de los juzgados y la policía, pero una calzada más allá parece que pasamos a otra dimensión. “Una barriada sin ley, en la que sólo las redadas policiales parecen poner orden”.

Una barriada en la que la suciedad es tan evidente que sólo pasando por sus calles se observa lo que allí se respira y se vive constantemente. Una barriada que está tan abandonada que sus viviendas sociales serían clausuradas si su entorno tuviera que pasar una revisión sanitaria. Si en vez de una barriada fuera un complejo empresarial las denuncias serían constantes y las administraciones no tardarían en imponer su cierre.

“Mis amigas me han dicho que no vienen a visitarme, les da miedo. Este lugar me va a llevar al cementerio” nos comenta. Ciertamente cuando se ve la entrada no ofrece una invitación agradable para seguir hacia las viviendas. El abandono que sufren es latente, las pintadas nos recuerdan a los lugares más peligrosos que vemos todos los días en películas. Es como un aviso “si pasas por aquí lo vas a pasar mal”. Si pasas lo compruebas, no te encuentras pistoleros ni navajeros, por lo menos a la vista, pero si te mojas por las goteras, escaleras que se notan abandonadas desde hace décadas, aunque están limpias por la laboriosidad de sus vecinas, como pudimos comprobar. Si miras al techo de las zonas comunes, su construcción fue de lo más barato que se despacha y sus anclajes tienen tanto óxido que si alguien se corta o araña, al limpiar las telarañas, tendrá que ser atendida urgentemente porque no se sabe que enfermedad podrá contagiarle.

 

FACTURA HEREDADA DE LA JUNTA DE EXTREMADURA


Y si esto no es suficiente para llorar por el lugar que le ha tocado ocupar en esta dura vida, como regalo hay una factura de agua que la compañía distribuidora de Mérida le solicita a la Junta de Extremadura, la Junta como siempre dando ejemplo de pago debe por esa vivienda una factura de casi 1.200 euros por consumo de agua. La Junta de Extremadura entrega viviendas sociales sin pagar los gastos de luz y agua y el nuevo inquilino cuando va a cambiar los datos en las compañías de suministro tanto de agua como de electricidad le hacen herederos obligatorios de las deudas y deben hacer frente a los pagos, normalmente miles de euros que deben aceptar como deudas propias si quieren que les continúen ofreciendo el suministro.

Ana Naranjo denuncia este tipo de facturas que la Junta de Extremadura debe y al final las debe pagar el nuevo inquilino, porque si no es así Aqualia te amenaza constantemente con el corte o te la corta y no te devuelve el suministro hasta que haces frente al pago de ese tipo de factura que te hacen heredero de un consumo que no has realizado. Ana lo ha vivido en primera persona y ha contado en múltiples ocasiones su experiencia con Aqualia.

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