Capital gastronómica 2016

Opinión - José Luís Arellano Herrera

www.nosolomerida.es | Opinión | José Luís Arellano Herrera | Hablar de la mala educación que existe actualmente a nivel de calle y en el ámbito juvenil, daría para estar escribiendo cientos de páginas y durante mucho tiempo y es que ese es un tema, que casi nunca abordamos en artículos de opinión, porque podrían considerarnos vanidosos petulantes, fatuos engreídos o inmodestos jactanciosos, que para el caso es lo mismo..., y no es precisamente esa mi intención en absoluto, sino la de comentar esa misma “mala educación”, pero en el ámbito del servicio en la hostelería (hoteles, bares y restaurantes); que es algo que nos toca sufrir casi a diario y además les viene muy de cerca, a muchos de los que tienen que ganarse la vida con ello.

¿Por qué digo esto?, pues viene a cuento, porque con ocasión de la celebración este año como Capital Iberoamericana de la Gastronomía y como consecuencia de las comidas que vamos a realizar con visitantes, familiares, amigos, etc., por ser el año que es, en el que se van a conmemorar y celebrar tantas fiestas alrededor de una buena mesa, me comentaban unos amigos el otro día, que parece mentira que siendo Mérida como es, una ciudad Patrimonio de la Humanidad, turística y de servicios, en la que el mundo de la hostelería es probablemente el que más dinero genera en la ciudad -por su condición turística- y que sean contados casi con los dedos de la mano, los hoteles, bares y restaurantes que atienden a la clientela con la pulcritud,  el  respeto y el tacto que  ese mundillo  requiere.

Y es triste tenerlo que decir aquí y ahora, porque tampoco pretendo dar lecciones a  nadie en ese aspecto; ni mi intención es otra, que la de abrir un poco los ojos a quienes se dediquen a esa actividad, para ir mejorando día a día en el servicio que se presta  a los  ciudadanos  que  visitan estos lugares.

Tampoco pretendo con estas líneas llamar la atención a nadie de manera particular; ¡hasta ahí podíamos llegar!; pero sería conveniente que los empresarios que se dedican a estos menesteres, empezaran por enseñar y exigir a los trabajadores que se entregan a esta profesión, a tratar a los clientes con más y mejor  rigor en la educación y el  respeto que cada cliente merece y olvidarse ya del compadreo con que se les trata casi a diario, porque una cosa es la atención particularizada de manera sencilla y amable y otra muy distinta, es como se viene haciendo en la actualidad, utilizando el tuteo de forma  indiscriminada e indiferente, o mal utilizando el chiste  liviano y fácil, cuando no viene a cuento.

No es admisible que en un hotel de tres o cuatro estrellas, o en un restaurante de los más afamados y costosos de nuestra ciudad, te compadreen, te manoseen y hasta te tiren los “langostinos” por encima del hombro, para quedar mejor contigo, acariciándote  el hombro  como  si te conocieran de toda la vida.

Ni es admisible en absoluto, la mala presencia en el atuendo personal a la hora de atender a un cliente y mucho menos, los malos olores, la falta de higiene, el exceso de pelo y barba, o la ostentación relumbrosa de joyas, alhajas y aderezos en los apéndices auricular o nasal, para servir a la clientela..., y es que en este país  equivocamos  “la  gimnasia  con la magnesia” con mucha  facilidad; por qué no se trata de demostrar que somos mejores que nuestros visitantes, ni considerarnos menos que los demás, por qué tengamos que servir una mesa; pero cada cosa requiere lo suyo y al final la prestancia, el buen hacer, el bien servir, él decoro y la armonía, deberían estar por encima de todo eso.

Sería bueno, que los trabajadores de esta actividad pudieran realizar cursos intensivos aunque solo fueran de una semana en la ESCUELA SUPERIOR DE HOSTELERÍA Y AGROTURISMO DE EXTREMADURA de nuestra ciudad y aprendieran lo más elemental en las prácticas de servicio en los hoteles, bares y restaurantes y pudiésemos mejorar en esos aspectos; y es que si Mérida es una ciudad turística  como es, no basta solamente con tener museos y monumentos que enseñar; hay que dar un buen servicio al turista  y una buena imagen educativa, pero sobre  todo demostrar principios de una buena formación hostelera y para conseguirlo, si es que existe intención de conseguirlo..., no creo que sea tan difícil, es solo una cuestión  de interés  y  todavía  estamos a tiempo.

Me consta que en muchos estamentos de nuestra ciudad (sobre todo de los llamados públicos), se está peleando y mucho, por conseguir que la atracción turística  sea cada día mejor, cambiando las estructuras y los hábitos, permutando y reemplazando los sistemas de acogida, substituyendo y variando cosas y servicios; haciendo inversiones  a pesar de la crisis y todo  por mejorar el status de nuestra ciudad.

Si esto es así y me consta que lo es: ¿Tanto trabajo nos costaría mejorar con nuestra  pequeña  y  personal  aportación?.

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