La restauración del retablo mayor de la Concatedral de Mérida ha costado 100.000 euros

Mérida

www.nosolomerida.es | El retablo mayor de la Concatedral de Santa María de Mérida ha recuperado su aspecto original tras la restauración llevada a cabo por el Gobierno de Extremadura en la que ha invertido 100.000 euros. Así lo ha señalado hoy la consejera de Educación y Cultura, que ha presentado el resultado de los trabajos acompañada por el Arzobispo de Mérida, Santiago García Aracil.

Trinidad Nogales ha destacado que entre los trabajos “minuciosos” que se han realizado, incluso se ha conseguido reponer algunas partes amputadas del retablo en los años cincuenta, “lo que ha supuesto una importante labor de búsqueda y reorganización del retablo”. Concretamente, la consejera ha explicado que se ha incorporado la pieza que representa la Trinidad en el ático del retablo. Además, se han realizado trabajos de desmontaje, reparación y consolidación de toda la estructura, así como la revisión de anclajes y peana.

Trinidad Nogales asegura que esta “importante remodelación” forma parte de los compromisos adquiridos por el Gobierno de Extremadura en el marco de la Comisión Mixta, en la que está representada la Administración autonómica y la Iglesia Católica.

La consejera ha añadido que el patrimonio cultural de titularidad eclesiástica conforma uno de los activos más importantes que tiene Extremadura. “Un gran conjunto de bienes de gran valor artístico, histórico, arqueológico, documental, bibliográfico, científico y antropológico que no podemos pasar por alto y que como Administración tenemos la obligación de preservar”.

En este sentido, Nogales ha asegurado que “nuestras catedrales, concatedrales, monasterios e iglesias tienen una dimensión religiosa específica”, pero también “son unos edificios con un valor cultural que va mucho más allá de esa dimensión. Son verdaderos museos abiertos que forman parte de nuestro legado cultural”, ha asegurado la consejera.

PROCESO DE RESTAURACIÓN

El retablo mayor de la Concatedral de Mérida, de Agustín Núñez Barrero, se inscribe en la estética tardobarroca, imperante en la segunda mitad del siglo XVIII. Con unas dimensiones aproximadas de 7,5 por 8,5 metros, está realizado en madera de castaño y dorado. A lo largo del tiempo ha sufrido distintas alteraciones, producidas por el envejecimiento natural de los materiales, por la acción de agentes biológicos externos y por las intervenciones realizadas por el hombre.

La estructura de madera estaba vencida hacia delante en su parte central, un desplazamiento que provocó movimientos que terminaron por separar varias piezas de la parte superior. Además, se detectaron otras grietas longitudinales producidas por el movimiento de contracción de la madera en toda la estructura. En el proceso de restauración también se ha apreciado la pérdida de varios elementos ornamentales, especialmente remates decorativos, secciones de molduras y flores y el efecto del ataque de insectos xilófagos y de perforaciones producidas por elementos metálicos, tales como alcayatas, clavos y chinchetas.

En la superficie había varios estratos de polvo, depósitos de suciedad orgánica y otros de carácter graso debido probablemente al humo generado por la combustión de las velas.http://www.gobex.es/filescms/comunicacion/uploaded_images/CEC/2014/07/20140707_Concatedral.jpg

Respecto a las imágenes, en este proceso sólo ha sido objeto de restauración la que representa a San Pedro. Ya que las de Santa Eulalia y Santa Julia fueron restauradas en el año 2004 por el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Consejería de Educación y Cultura para formar parte de la exposición ‘Santa Eulalia y su tiempo’. También la imagen de San Pablo fue objeto de un tratamiento de limpieza y consolidación con motivo del año Paulino, en 2008.

En el proceso de restauración se han llevado a cabo trabajos de andamiaje; limpieza en superficie; desmontaje y posterior montaje, previa protección de los dorados; desinsección y consolidación de la estructura de madera; reintegración volumétrica del soporte para la correcta lectura de la obra; consolidación y reestructuración de la zona de asiento del retablo; fijación y ajuste de piezas sueltas o desprendidas; resane de grietas; revisión de los anclajes y peanas de las imágenes; eliminación de elementos metálicos que no cumplían ninguna función –como alcayatas o clavos— y reposición de las partes amputadas en la reestructuración realizada en los años cincuenta, lo que ha supuesto una importante labor de búsqueda y de reorganización del retablo.

CARACTERÍSTICAS DEL RETABLO

El retablo mayor de la Concatedral de Santa María de Mérida presenta un cuerpo cónico y está dividido en tres calles. Consta de zócalo, banco y cuerpo central. El banco sigue el modelo acostumbrado por su autor, resaltos amensulados y recuadros cubiertos de rocalla.

Los soportes del cuerpo central son diferentes ya que Núñez Barrero empleó cuatro columnas compuestas de fustes estriados con guirnaldas enroscadas y, sobre ellas, se colocaron los tramos de entablamento. Una cornisa recorre la cima de este cuerpo curvándose en la calle central sobre el gran arco de medio punto de la hornacina de fondo, igualmente curvo, con rosca tenida por querubes entre nubes. Esta hornacina cobija a la imagen titular del templo, la Virgen de la Asunción, de estilo barroco muy avanzado, con gran movimiento de brazos y paños. El entablamento se curva y se adapta a la movida planta del retablo, por detrás de las columnas.

A plomo sobre las columnas exteriores se disponen los arranques de un frontón curvo y, sobre las calles de los extremos, se observa el banquillo de donde partían los gajos del cascarón semi-esférico, sobre el que campean dos tarjas con la cruz de Santiago. El cascarón fue suprimido cuando se hicieron unas obras para dejar al descubierto una pequeña ventana gótica.

Verticalmente presenta una calle central muy amplia. Sobre el Sagrario se coloca un expositor circular, cobijado en un templete de seis columnas de fustes lisos y guirnaldas enrolladas como en las columnas exteriores. Entre las grandes columnas y los extremos de las cornisas se encuentran las imágenes, de tamaño casi natural, de madera policromada y estofada, que representan a Santa Eulalia, Santa Julia, San Pedro y San Pablo, procedentes del antiguo retablo de Francisco Morato.

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