El apagón televisivo como espoleta

Opinión - Víctor Rodríguez

www.nosolomerida.es | Opinión | Víctor Rodríguez | Ha pasado mucho tiempo pero nos acordamos de aquel telediario en el que la presentadora Olga Barrio informaba a las 23:55 horas del 23 de diciembre de 1988 sobre los servicios mínimos que habría al día siguiente con motivo de la Huelga General. Segundos antes de las 24:00 horas comunicaban que ante la falta de acuerdo con el comité intercentros sobre dichos servicios, la dirección de RTVE había decidido emitir mañana la programación anunciada, excepto programas en directo, pero sin publicidad. Tras la locución: “y en cuanto a los informativos”, las palabras desaparecieron y se instaló la carta de ajuste: “RTVE Navacerrada 2”. Los trabajadores del ente de forma concertada, sugerida por el realizador José María Fraguas, realizaron el apagón. Ese hecho marcó el inicio de la huelga del 14D y fue un indicador del éxito de la huelga que quizás ha sido la más importante que ha tenido lugar en nuestra democracia. Años después muchos analistas coinciden en que aquella huelga fue el inicio del declive electoral de los socialistas.

El pasado viernes se produjo otro apagón televisivo, el de Canal 9. Esta vez ha sido a pleno día y por decisión política del gobierno de Alberto Fabra. Los liquidadores nombrados por la Generalitat ejecutaron la orden judicial a las 12:19 horas (la materializó un operario subcontratado porque el mandado por Fabra, Francisco Signes: Paco “Telefunken”, se negó a ello).

La imagen de Vicent Mifsud, presidente del comité de empresas de la RTVV, se congeló a modo de carta de ajuste, después la pantalla se fue a negro mientras los trabajadores gritaban “es un golpe de estado”. En los días previos al cierre sus propios periodistas han contado las censuras, manipulaciones y todo tipo de tropelías que se han cometido a lo largo de los 24 años de vida de RTVV. Durante tanto tiempo fue el juguete del poder político que da grima, rabia y pena, ver la entrevista a Beatriz Garrote, presidenta de la asociación de víctimas del metro de Valencia, tras los barrotes y esa carrera al plató de Canal 9 como si fuera una delincuente. ¡Cuánta república bananera destilan esas imágenes!

La respuesta por parte de la sociedad valenciana al cierre televisivo de Fabra no se ha hecho esperar: día a día crece la tensión y crispación.

Nos cuentan tantos hechos con datos (Aznar, Blesa y los negocios; incremento de la percepción de la corrupción; el PP veta la comparecencia de Rajoy por los “indicios” del juez Pablo Ruz sobre las cuentas b) que el apagón del 29N está sirviendo de espoleta para redoblar la posición de frente, como pasó hace veinticinco años con el 14D: la huella de un símbolo.

 

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