La palabra-herramienta de Antonio Muñoz Molina

Opinión - Víctor Rodríguez

www.nosolomerida.es | Opinión | Víctor Rodríguez | Antonio Muñoz Molina durante su discurso en la ceremonia de los premios Príncipe de Asturias 2013 defendió el oficio de escribir porque está convencido de que la literatura puede mejorar la vida de los seres humanos. Para él, escribir es un acto de afirmación. Lo define: “Escribir porque sí”.

En calidad de galardonado como Premio Príncipe de Asturias de las Letras manifestó su desolación por cómo se ha esfumado todo lo que era sólido sin que los culpables hayan sido llevados a la justicia, sigan impunes. Vivimos “tiempos de incertidumbres amargas en un mundo donde los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios; tiempos de incertidumbres en un país asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia”, fueron sus palabras.

Muñoz Molina denunció que en España la “la rectitud y la tarea bien hecha tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar, y donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento”.

Pero como en “Todo lo que era sólido”, Muñoz Molina dijo: que “a pesar de todos los pesares respiramos aire de libertad”, cuyo valor debemos apreciar; que gracias al trabajo bien hecho de muchísimas personas se alcanzaron las cotas de bienestar que debemos salvar. También invitó a la ciudadanía a corregir descuidos y evitar errores.

Antonio Muñoz Molina fue la voz sonora del pueblo anoche en Oviedo, rememoró a Gabriel Celaya: “Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan/decir que somos quien somos, /nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. /Estamos tocando el fondo”. Muñoz Molina miró de frente y dijo las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Sus palabras no fueron un adorno; tomó partido hasta mancharse; palabra-herramienta y fruto perfecto.

También el Príncipe Felipe, e igual que Antonio en poco más de 1.000 palabras, destacó que debemos apreciar lo mucho que tenemos de positivo: gentes que trabajan con honestidad, esfuerzo, valentía y humildad; gentes que son ejemplo de madurez, responsabilidad y conciencia cívica. Y demandó no caer en errores y excesos inadmisibles, y aspirar a construir un futuro basado en el rigor, la seriedad, el esfuerzo, honradez y principios éticos.

Pero las palabras del Príncipe no las repetimos sintiéndolas nuestras, ni vuelan. Las de Antonio sí porque “Son más que lo mentado/ Son lo más necesario: lo que no tiene nombre/ Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos”.

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